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Casa Municipal Barnoya García


La Antigua Casa Arzobispal y los Barnoya García

Pensar en la antigua Casa Arzobispal es pensar en los inicios de la Nueva Guatemala de la Asunción, es invitar a la imaginación a recrear el aspecto de la Calle de Mercaderes, de la Plaza Vieja y de la Catedral provisional. Bien fuera a la luz del sol, o bien a la luz de la luna, en este sitio -más no en esta realidad- Capuchinas tomó forma y la portada de la Casa de la Moneda encontró un lugar en el Seminario Tridentino. Entre estos muros nació la idea del Colegio San José de Calasanz, del Palacio Arzobispal y del Colegio de los Seises; aquí se sembró la semilla de la independencia cuatro décadas antes de que ésta se materializara, aquí vivió Cayetano Francos y Monroy. Su antiguo propietario, debió haberla construido bien y pensando en hacer el bien. La edificó para que en ella se concibieran cosas grandes, y aunque con el paso del tiempo la que fuera una pasó a ser cuatro, así sucedió. Una de esas fracciones, se convirtió en la “Casa Barnoya García”.

 

A ese teatro le siguió la exquisitez del edificio del Registro de la Propiedad y la casa de Reyna Barrios. La primera vivienda de dos niveles vio la luz en Santa Rosa. El barrio no se escapó del humor de José Milla, del dolor profundo de Batres Montúfar, y de la intrepidez de Vicenta Laparra. Ellos, al igual que Máximo Soto Hall, vivieron en el santarrosino; aquella dama que atisbara los ánimos el día de la independencia también vivía en el barrio, eso sí, con su esposo: Don Pedro Molina. Y es que algo ha de tener Santa Rosa: el propio Ernesto Guevara lo eligió para hospedarse en aquellos días en los que se paseaba por aquí. Ha de ser por esa razón que don Joaquín Barnoya, siendo tan “chinche” decidiera echar raíces en el barrio de la Ideal Club, aquella que a ritmo de “Al Partir” le hiciera llevaderos los días de estudio al heredero del prestigioso galeno. Hoy por hoy, Santa Rosa se viste con sedas y estampados, se tiñe con el color de sus piñatas, se educa en el Belga, en el Central para Varones y en la Escuela de Comercio; se ilustra en la biblioteca del Colón, en el Museo de Historia y en el MUSAC. Eso no es suficiente: también lleva las estadísticas, planifica el quehacer del Estado y vela por el cumplimiento de la Carta Magna… pero sobre todo, Santa Rosa se congrega, y se congrega en Santa Rosa.

 

Casa Barnoya García Esta casa fue edificada luego del asentamiento de la ciudad en el Llano de la Virgen, en 1776. Años más tarde, fue adquirida por el presbítero Julián Martínez Batres; el presbítero la cedió al arzobispo Cayetano Francos y Monroy, quien la habitó de 1780 a 1792. El inmueble ocupaba un cuarterón de manzana, estaba conformado por la vivienda, la oficina del arzobispado y las estancias de servicio; también funcionó como sede provisional de algunos establecimientos fundados por el religioso. Para su construcción se utilizaron elementos traídos de la Antigua Guatemala, tales como la portada de piedra y los balcones. En 1822, fue dividida en dos fracciones las cuales, con el paso del tiempo, han sido subdivididas y ahora pertenecen a propietarios distintos.

Texto: José Miguel Del Cid

Dirección del Centro Histórico, Municipalidad de Guatemala.

 

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