Club Americano fue fundado en 1896; ocupó varias sedes hasta 1924, año en el que se inauguró la que es, a la fecha, su sede más emblemática.

El Club destacaba en prestigio, por tal razón existía una alta expectativa acerca de la inauguración de la sede en la 8 avenida y 12 calle. La fiesta fue considerada una de las más esperadas y elegantes de la ciudad. La “Jazz Band” y “La Occidenta” fueron las agrupaciones encargadas de amenizar el evento.

El diseño del edificio corresponde al arquitecto Roberto Hoegg. Es de tendencia historicista con decoración Art-Noveau en el exterior, y Art-Decó en el interior. Cuenta con murales de los artistas Antonio Tejeda Fonseca, Miguel Alzamora Méndez, Evelyn Dent y Gloria Montenegro.

Casi medio siglo después, la sede del Club fue trasladada a otra zona de la ciudad, a eso se debe que la Dirección General de Migración se estableciera en este lugar en la década de los setentas. Este nuevo uso obligó a modificar la distribución espacial de la edificación.

Años más tarde, la antigua sede del Club quedó en desuso y fue tomada por algunas asociaciones civiles declaradas en resistencia. Esto significó una nueva modificación espacial y mayor deterioro de las instalaciones; a las ocupaciones ilegales le siguió el abandono, lo cual vulneró notablemente a esta edificación que forma parte del patrimonio edificado emblemático del Centro Histórico.

Esta situación motivó a que la Municipalidad de Guatemala concentrara sus esfuerzos en recuperar tan valioso patrimonio de los guatemaltecos; el camino no fue fácil, se necesitó casi una década de gestión para que finalmente se acordara su revitalización.

Los trabajos de recuperación se iniciaron en el año 2016; consistieron en resane de muros, tabicación, restitución de la cubierta y cielo raso del salón principal, restauración de la duela y los pisos de cemento líquido, rehabilitación de las instalaciones sanitarias, incorporación de un nuevo sistema de electricidad y fuerza, aislamiento acústico, impermeabilización de la cubierta de concreto, restauración de puertas y ventanas, y aplicación de pintura.

Abrió nuevamente sus puertas en el año 2018, esta vez como un anexo del Centro Cultural Álvaro Arzú Irigoyen.